martes, 11 de noviembre de 2008

Ser yo mismo con otra persona

Coge un objeto cualquiera, tu móvil.

Míralo medio segundo y empieza a enlazarlo con datos

-El móvil me lo regaló mi padre
-El otro día recibí un sms de Martín
-Antes de ayer me llamó Michi
-Se me quedó sin batería ayer
-Me lo dejé olvidado en el coche
.
.
.


Ahora con todas las ideas que se os deben de haber ocurrido, que deberían de ser casi infinitas, haced lo mismo

-El móvil me lo regaló mi padre
--Mi padre tiene bigote
--Mi padre tenía un móvil igual
--Mi padre se llama como yo
...
-El otro día recibí un sms de Martín
--A Martín lo conozco a través de Cristian
--Su madre se preocupa un montón por él
--Le saco dos años
...
-Antes de ayer me llamó Michi
--Michi es alemán
--Michi apuntó su móvil en el mío
--Es esquizofrénico
...
-Se me quedó sin batería ayer
--Tengo la batería en el cuarto
--No me gusta que me la cambien de sitio
--Se me suele quedar sin batería cuando me llaman
...
-Me lo dejé olvidado en el coche
--En el coche he pasado buenos momentos
--La manta de dentro huele a perfume de Pacha
--La parte de atrás esta llena de cáscaras de mandarina
--Tengo 3 CDs de King Crimson
...


Y de las nuevas ideas que surgen se hace lo mismo otra vez.

De golpe una de las primeras ideas desaparece, llevándose con ella todas las que le conciernen.
Si desaparece la idea de móvil, todas las ideas que lleven algo relacionado indirecta o directamente con esa idea también desaparecen, y las que incumben a la que acaba de desaparecer hacen lo propio. Desaparece el móvil, la batería, el sms de Martín, Martín, Cristian...

En ese momento todo deja de tener sentido si una sola idea se desvanece. Nada es posible, nada tiene relación con nada. La noche y el día llegan a estar inconexos, el cerebro olvida los enlaces y es demencial. Empiezas a dudar de tu propia existencia, de tu propia estabilidad como persona. No sabes que existe el tiempo, no sabes que estas vestido, y sigues redescubriendo ideas, pero de nuevo se van borrando a medida que las recuerdas a una velocidad pasmante. El complejo R se adueña de todo y es cuando te sientes como lo haría un animal, quien sabe, quizás un reptil. Creo que es entonces cuando de verdad piensas en sobrevivir, y es lo único que te hace poder levantarte y caminar, sin saber con seguridad hacia donde porque todo es extraño y colorido, y todo te recuerda a todo pero a los pocos segundos lo olvidas, vuelves a ver otro objeto familiar y ocurre lo mismo que antes, y ahora más rápido incluso.

Es muy desagradable

martes, 4 de noviembre de 2008

Sillón





Pues fuí el otro día a su casa, vive en uno de esos barrios residenciales. Su porche es de color blanco viejo, necesitado de una mano de pintura nueva. Llamo a la puerta y me entreabre desnuda, con el pelo rubio recogido en una coleta alta y ondulándose
un poco hasta la nuca. Adoro como se le marca la pelvis.

-!Oh! eres tú. Pasa hombre.

Puse cara de imbécil y crucé la puerta.
El caso es que la tía tiene la casa bastante llena de mierda, es de esos sitios donde entras y los ves todo entre negro y marrón oscuro. Con todo colocado en los perímetros, amontonado entre el sofá y la esquina. Que ves un montón de libros y de entre ellos sale una lampara de suelo, ya sabes. Me llamó la atención, pero me daba igual en realidad. También me fijé en un sillón que tenía por allí, de esos viejos que te encontrarías en un vertedero, con el respaldo alto y viejo, con algún agujero. Estaba de pié ahí en medio y ella salió de no se dónde con una toalla blanca puesta.

-Me pensaba duchar ahora mismo

Esta tía no pierde nunca la sonrisa.

Cuando se dio la vuelta la cogí por la espalda la pelvis y ella tiro la toalla al tiempo que tiraba su cuello para atrás, inclinando la cabeza hacia la izquierda ligeramente.

-¿No te duchas?

Me calló la boca con la suya y me agarró las manos, arrastrándome al baño mientras toda mi sangre bajaba, ya me entiendes. Al llegar allí me empujó de espaldas contra la pared que está al lado del váter y me desabrochó el cinturón, el botón y bajó la cremallera, todo de espaldas. Entonces, no se por que empezamos a bajar hacia el suelo, y mientras yo buscaba una entrada ella se puso a vomitar en el retrete. Dato curioso que me diese absolutamente igual, porque yo seguía lo mío mientras miraba como vaciaba las tripas. De todos modos recapacité y me levante para sujetarla o algo, o por lo menos mostrar preocupación.

-Me sabe muy mal...

-No te preocupes mujer, no se... Da igual...

-Es que no puedo, en serio... Voy a llamar a una amiga

Me vino a la mente una tipa de pelo negro peinado a lo francés, como Nico Collard.

-Como quieras...